jueves, 3 de noviembre de 2011

Lo dicho en forma de mentira


Si te digo te quiero te mentiría,
si te digo me encantas te engañaría,
si te digo me muero por estar contigo te ocultaría la verdad.

Se me cierran los ojos y no puedo pensar con claridad; se me nubla la vista y todo me hace dudar.

No se que opinar cuando no estás, no sé si sospechar que ya no me quieres cuando en realidad nunca me quisiste.

Vivir entre mentiras, en una casa que no era la mía, en unas sábanas que eran robadas, en un cariño que no me dabas.

No quiero verte ni volver a sentirte, no te necesito porque no te echo de menos; no te recuerdo porque ya no existes.


No te sentí porque nunca acudiste, no estabas cuando hacías falta; desapareció el amor que un día jamás existió.

Y resulta que todo esto es una mentira... ¿qué parte será verdad? no todo es lo que parece, parece ser todo una falacia. Enredos que causan mi corazón, cables que nublan mi razón, y ojos ciegos por tu ilusión.


Te diría tantas cosas, pero sólo sé decir mentiras o guardar silencio cuando tu mirada me atrapa en la cama; seguiré cerrando los ojos para soñar contigo las noches que no te tenga.


Dulces sueños.




viernes, 28 de octubre de 2011

Dificultades que no se ven



"No sabia cuanto aguantaría, ni el tiempo que duraría. Que difícil se me hace la exigencia y perfección que me reconcome por dentro. ¿Lograré descubrir mis propias barreras? Aún me pregunto porque no me latigo cuando yo misma me castigo. Ridículos sentimientos se entre cruzan"



Te andas exigiendo tanto, que un día pierdes la sensación de hacer las cosas bien; nadie te pide más que tu misma, y aún así te quedarías corta... ¡Cuánto perdiste el tiempo!




Andamos como una moto sin poner el freno, hacemos lo cotidiano por inercia y de forma tan automática que no valoramos las pequeñas cosas, hasta el día que faltan o algo te imposibilita hacerlas. Tantísimas acciones fáciles que se convierten en dificultades para otros, y ¡qué tanto nos quejamos en vano!


De quien no ha salido la frase -"me quedaría en silla de ruedas con tal de no caminar"-; creo que un discapacitado no opinaría lo mismo y te cambiaría encantado su posición. 
Te intentan echar una mano y balbuceas -"déjame puedo hacerlo yo solo"-, y cuando un día te falta un brazo reclamas por las esquinas unas manos que te ayuden. 
Un día intentaron sostenerte y tenías muy claro que podías hacerlo tu solita, hasta el momento en que "no te sujetabas en pie", porque una pierna no te respondía, y tras tus gritos nadie venía.








No hay que vivir en la negatividad, ni en amarguras ajenas, no es cuestión de vivir mal cuando uno lo está; sino simplemente valorar lo pequeño, detalles como... moverte por la calle sin obstáculos buscando una acera por la que subir; o una ducha en plena intimidad sin perder el equilibrio cada vez que te enjabones; que puedas vestirte tu sola sin precisar de terceras manos... No necesitamos a nadie hasta que ocurre, y ahí si que gritamos y nos lamentamos.


Valoremos lo que tenemos sin ir quejándonos por las esquinas, sin exigirnos tanto que olvidemos lo que de verdad es sustancial; sin disfrutar lo que verdad importa y dando lugar a quejas continúas cuando en realidad lo tenemos todo. 
Aprovéchalo mientras lo tengas porque quizás un día lo pierdas, y será ahí cuando mires atrás y te lamentas del fabuloso tiempo que has perdido.
Para aquellos que necesitan de unas manos o piernas ajenas.



miércoles, 26 de octubre de 2011

Lo llaman locura, yo lo llamo...



Lo gritaría a los cuatro vientos, saldría a la calle bajo la lluvia sin paraguas, correría una maratón, y querría alcanzar la luna si pudiera.

Me aceleras, me inspiras, mueves cada parte de mi y aún así me quedaría corta;
debo callar, ser cautelosa ante la posibilidad de que "salga mal",
pero no lo veo, soy atrevida y valiente, me he lanzado y ya no puedo parar.

Compartiría pequeños ratos, detalles efímeros y todas las noches junto a ti,
la calidez de tu cuerpo que me envuelve, tu mirada que me llena y tus besos que me atrapan.
En la locura me encuentro, volando sin sentido, sin saber a donde voy,
sólo topo con un camino y son los brazos que me sujetan,
mantienes el equilibrio cuando caigo, y cuando me miras sólo sé sonreír como una tonta.



Lo gritaría a los cuatro vientos, saldría a la calle bajo la lluvia sin paraguas, correría una maratón, y querría alcanzar la luna si pudiera.

Me da un poco miedo, sales de la nada como un príncipe de un cuento,
luchaste por la oportunidad sin conocer qué ganabas,
apostaste ante las adversidades de un camino ocupado,
y sin embargo, allí estabas esperando como un caballero.

Momento de historias de amor, de cuentos de hadas o simples sueños,
recuerdos que no quiero olvidar y primeros besos que todavía siento;
tus manos frías acariciaban mi pelo y tu aliento calentaba mi rostro,
timidez, ternura, dulzura, y miedo se juntaban en un beso.
La pasión llena los momentos, los nervios adueñan mi cuerpo y sólo quiero verte.








Lo gritaría a los cuatro vientos, saldría a la calle bajo la lluvia sin paraguas, correría una maratón, y querría alcanzar la luna si pudiera.


No dudes que me encantas, no dudes que me gustas, no dudes que quiero verte;
quiero escachurrarte para que no te vayas, abrasarte para que siempre me sientas,
sólo deseo que tu locura, que tus detalles, que tus ganas no paren nunca.

Quiero ser la chica perfecta que buscas, esa que comparta las sábanas escuchando las historias del día,
riendo con tus bromas y acertijos que sólo tu entiendes, planeando sin movernos de la cama,
soñando con tan sólo cerrar los ojos, viajando y compartiendo nuevos lugares,
y queriendo vivir y compartir cada historia juntos.


Lo gritaría a los cuatro vientos, saldría a la calle bajo la lluvia sin paraguas, correría una maratón, y querría alcanzar la luna si pudiera.


Quizás salga mal, es lo que tienen las locuras y las grandes apuestas, no suelo jugar,
pero esta vez merece la pena el intento, probar y ver que ocurre;
apuesto, me arriesgo y me lanzo.
No dudes, porque ya tienes un gran trozo de mi, las palabras que hoy escribo van sólo para ti.



martes, 25 de octubre de 2011

Disfruta cada segundo como si fuese el último


Pasan las horas, el reloj no se mueve y sólo suenan sirenas, me siento sola aunque en realidad estoy rodeada de hombres fluorescentes; si lo miras fijamente molan bastante; son como salvadores que aparecen de la nada cuando más lo necesitas.

Lo que más asusta de la situación son las caras de las mujeres que están a mi alrededor, es una mezcla de miedo, de susto y cotilleo, son estatuas inmóviles; ni un huracán las moverían del sitio que han cogido. Incluso, algún hombre en traje y otros de bigote se paran a mirar; ¿tanto llamo la atención?

Intento olfatear, captar el olor que me rodea pero todo se ha vuelto infertil, como si estuviera muerto, es una sensación un tanto extraña.
Me gustaría ayudar más y echar una mano a los hombres de uniforme, pero no se como hacerlo, las manos no me responden y mi cuerpo se ha pegado al suelo; pobres, tienen cara de angustia y esfuerzo, parecen preocupados por mi; pero ¿por qué?

Que buena gente hay en el mundo, se molestan hasta en colocarme el pelo y ponerme la camiseta derecha;  desde un punto de vista objetivo me he puesto bastante perdida, no creo que las manchas que tengo salgan ni con lejía; es más, ¿qué hacen? ¿por qué me rompen la camiseta? jo una cosa es que esté asquerosa y otra es romperla a la mitad; me siento desnuda.

He pasado de tener calor a sentir frío, es un poco molesto, de estar bien a sentirme realmente incómoda; estoy llena de cables y no paran de zarandearme! no entiendo nada, estaría bien si alguien me explicase qué pasa, pero no oigo ni me oyen.

Debería esconderme en mi burbuja y no salir de ella, da miedo el escenario y aún sigo sin saber quién es la protagonista, eso sí, no paran de moverme y he terminado dentro de un sitio, que por más que lo mire, ¿parece un camión? una furgoneta? es muy raro, está lleno de hombres fluorescentes y personas de blanco; seré yo la protagonista??

Un terremoto, sobresaltos, parece una montaña rusa, menudos brincos que me están provocando; pero ¿qué pasa aquí? menudos correntadas! basta ya! que voy a salir mareada de tanto movimiento. Vuelve la calma, por fin, parece que me han escuchado.

¿Y ahora llueve? no puede ser, pero si estaba en un sitio cerrado; es lo que creo que es... son lágrimas de mi madre, tengo el pecho empapado y no para de darme abrazos y de gritarme ¡despierta! me ha asustado, qué cara de dolor, qué le pasa!!! no puedo soportarlo, empieza a dolerme por dentro y no paro de sangrar.




Suena la radio, noticia de última hora "Accidente mortal en el metro de Madrid a las 8.00h en la estación de Arturo Soria. Una persona con fuertes síntomas de alcohol en sangre, según fuentes policiales, ha empujado esta mañana a una joven de 24 años por las escaleras mecánicas de la estación. La caída le ha causado fuertes traumatismos craneoencefálicos que le han causado la muerte, tras 45 minutos de largas reanimaciones nada se ha podido hacer por la joven periodista".

¡Dios mío! que noticia más horrible, dan ganas de llorar sólo de escucharla; ¡qué desgraciado sería capaz de ir tan borracho como para empujar a alguien escaleras a bajo! la gente no sabe controlar o eso, o estaba loco! no se que es peor.

Que suerte tengo de despertarme de la conmoción que sufrí esta mañana en las escaleras del metro. ¡Menudo tropiezo más tonto tuve! Menos mal que mi madre se ha enterado después de saber que era un simple esguince de tobillo, que sino la pobre se hubiera preocupado en vano. Ahora queda recuperarse y pensar que siempre hay alguien peor que uno; así que, con mi pie vendado y mis muletas en mano me voy a descansar a casa para reponerme lo antes posible, y disfrutar quienes podemos contarlo! ;)
En memoria de los que no están.


sábado, 22 de octubre de 2011

Una nueva sonrisa



La distancia lo apagó, 
un día lo mató, 
y ya desapareció.

Vacía en medio de la nada, los pies congelados habían dejado de sentir el suelo que pisaban, las manos se escondían entre los bolsillos, y la nariz se perdía entre la dureza del frío.

Presentaba difícil, era un viernes noche y el reloj parecía parado aunque las agujas se movían y todo corría; por un segundo perdí el rumbo, por un momento me congelé... las lágrimas eran piedrecitas de hielo que surcaban la cara que algún día brilló.


Corrí hasta la habitación, abrí los ojos en mi inmensa oscuridad; ella me guardaba del dolor, de la decisión de olvidar, de saber que era culpable, que yo causé el tropiezo; pero así fue como todo sucedió.





Sólo un perdóname salía de mi boca, labios rotos entre vientos helados que entran en la habitación; las llamas de cada vela eran las únicas que daban alegría, la luz que lucía, la que hoy permanece encendida.

Un espejo que refleja la verdad, mirada limpia, ojos brillantes, labios carnosos, mofletes rojos, pelo liso que cubría parte del rostro. Tu reflejo sonríe, le miras, le observas, le sientes... allí estás, sonriendo, viviendo, estando frente a un nuevo mundo, ante un nuevo yo... contra los deseos que persigues, contra los que posees; contra aquellos que ayer anhelabas y hoy sonríes ante una nueva mirada.


La distancia la encendió,
un día despertó,
y así un día nació.