Si traían flores terminaban muriendo en el jarrón, las tarjetas se cubrían de polvo en los cajones, y las sábanas que compartimos se escondían en el altillo...
Poco iba quedando, meros vídeos de nuestros viajes que no salían de estanterías detrás de grandes enciclopedias; y los recordatorios fueron regalados a la caridad...
¿Qué fue de aquel joven amor, inocente, susceptible y pasional de nuestros primeros años de adolescencia?
Hoy tras 2o años poco queda de aquello; me miro al espejo, y mis ojos deslumbran un leve brillo con un toque azul que los resaltan; los pómulos dan luz a la sonrisa que tímidamente se abre ante su reflejo.... un cálido y suave rostro de adentra entre láminas de cristal; iluminando los cabellos rubios como si acariciaran el dulce aspecto de la joven piel...
Escondía una cara de enamorada, esperanzada con el amor, con cada una de las estrellas que revolotean contra la luna; abriendo senderos de ilusión a sentimientos dormidos que hoy se desvelan de un largo sueño... bostezos de liberación a las nuevos comienzos; fuerzas de nuevas andadas, erguidos ante un grito interior...
¿Qué ha ocurrido? enciendo la luz de la habitación, y suena un chasquido, la bombilla se ha roto; busco algo que pueda iluminarme el camino hasta el interruptor... encuentro un mechero con muy poca llama; levanto la vista y ahí estaba yo, un cuerpo desnudo frente a un espejo de pie... no reconocía mi facciones! ¿En qué me había convertido?
En una mujer enamorada de los reflejos, de virtualidades que no se materializan en la realidad; vivo entre redes a solas con mi única sombra y destello...
Redes que recubren recuerdos olvidados en la memoria de los años, que esperanzan amores que aguardan en llegar... un diario que crea sonrisas que iluminan las pantallas allá donde llegan las redes...
Aquí sigo entramada, enamorada de la oportunidad de la vida, sonriendo al frente de mi espejo.
