sábado, 13 de agosto de 2011

Mal humor



Quien no ha dicho “¡tengo un mal día!” y te preguntan – ¿por qué?, ¿qué te pasa? – y respondes, “no me pasa nada, déjame”.



Está claro que por la respuesta, que muy simpática no estás; pero ¡qué más da!. Es decir, si tu mal humor no afecta al resto, porque no faltas al respeto, no insultas, sino simplemente no respondes con una sonrisa y de forma simpática, sino que eres seca y poco agradable; lo mejor no sería evitar a esa persona hasta que a ella sola se le pase.


La tendencia es solucionar todo, crear un clima confortable y agradable, pero si uno de los sujetos no está por la labor… ¿por qué forzar las cosas?. No pueden existir 365 días perfectos, quien diga que siempre está de buen humor, miente. Y tiene su lógica, somos como una variable en una gráfica, que ni la más perfecta de ellas sigue siempre las mismas coordenadas.

Somos imperfectos y ahí es donde está la perfección, tocar los extremos de dos puntos equilibrando la balanza, superando uno mismo los estados de ánimo que no gustan; pero no por la presión que pueda ejercer un tercero, porque esa persona también tendrá sus días y querrá superarlos a su manera, sin (como se suele decir) “que le den el coñazo”.


Lo que está claro, que como todo, esta “regla” tiene sus límites, de hasta dónde y durante cuándo tiempo puede durar ese mal humor o estado de ánimo no tan agradable; porque el resto que vive a nuestro alrededor no tiene culpa y no tienen que aguantar determinados comportamientos salidos de tono. Pero considerando un mal humor típico, como; un mal despertar, una mala digestión, un dolor de cabeza, un malestar general, un cabreo telefónico puntual, una discusión concreta, una metida de pata, algo que no sale como uno quiere, una respuesta u acción inesperada… y así mil comportamientos.

Cada uno tiene su respuesta y tiempo de reacción, y aquí es donde entra la tolerancia, la empatía y el respeto de los estados de ánimo; no todo tiene que girar en torno y para uno; por ende, si la persona que tenemos en frente está de mal humor, dejémosle su espacio hasta que se le pase, es la mejor manera de evitar enfrentamientos sin salida e innecesarios. Además, cuanta menos importancia se les de a los malhumorados y hagamos de la cotidianidad y el buen rollo el uso, terminará sacando una sonrisa como ésta :D


Como último apunte; nunca le insultéis o le comparéis con alguien que detesta o utilicéis la burla para intentar que al le quite el “supuesto cabreo que tiene” que tú no entiendes, porque lo único que conseguirás es que un simple y pasajero mal humor se convierta en un gran cabreo sin sentido.

Así somos de complicados, pero todo se soluciona de una manera más sencilla de la que creemos: no intentando solucionar nada; actuar como siempre, con naturalidad y como apetece. Y recuerda, no le achaques que tiene un mal día, porque quizás seas tú quien lo tenga mañana y querrás que esa persona sí sea comprensiva y tolerante contigo; así que empieza por serlo con ella, que para recibir hay primero que aprender a dar.

Pd: te regalo una sonrisa y un deseo de buen humor para lo que queda de día :)