viernes, 1 de julio de 2011

¿Una bonita historia?



Entrabas y salías cuando querías; jamás te exigí llegar a ninguna hora, ni que me avisarás de todos y cada uno de tus movimientos... tenías bastante libertad en comparación a otros; te pedía lo mismo que tú a mi: confianza, sinceridad, respeto y lealtad.

De fuera la apariencia era perfecta; sólo nos faltaba compartir más tiempo juntos, pero de resto todo parecía perfecto; incluso tus padres me invitaban a comer aunque tú no estuvieras. Y en mi casa eras acogido de la misma forma.

Cada uno teníamos nuestros grupos de amigos, y aún así teníamos la suerte de compartir amigos comunes; nuestro grupo de parejitas para salir a tomar algo; un viaje cuando no nos apetecía ir solos; o un día playero con amigos, tumbona y unas cuantas cervezas.

Sí, todo marchaba, pasaban los años, y manteníamos el enamoramiento y el amor se había afianzado; decidimos irnos a vivir juntos para avanzar en nuestra relación y poder compartir lo que antes no podíamos por falta de tiempo.

Cuando nos dimos cuenta, teníamos la casa perfecta, amoldada a los dos, a nuestros gustos; habíamos formado un precioso hogar; y una noche me sorprendiste con una bonita cena y un anillo encima de la mesa.

La boda y el viaje de novios fueron inolvidables; es más fue tanta la fogosidad de la luna de miel, que sin saberlo cuando regresamos a casa me enteré que me había quedado embarazada; fue una hermosa noticia, nos llegó con un poco de sorpresa, pero estábamos preparados.

Nos organizamos durante 9 meses para ser papis y cuando llegó el día, apareció una nueva personita en nuestras vidas, ya sí éramos una familia al completo; nos dio la alegría, felicidad y amor que si nos faltaba, era ella, nuestra pequeña. Cada día era mejor que el anterior; y así fue creciendo y fuimos disfrutando de la vida los tres más unidos que nunca.

Y ¿fuimos felices y comimos perdices?


Dejo a tu elección el final.. porque aún hoy me pregunto... si todo ha sido un bonito sueño; si has muerto; si en realidad nunca llegué a conocerte porque no me diste la oportunidad; o un día simplemente me abandonaste; o por el contrario, hoy soy madre de la hija más maravillosa del mundo.
Diez años después intento recordar qué pasó y qué tengo hoy.