martes, 13 de marzo de 2012

No quiero que termine el día de hoy


En el momento en que hay tiempo, dejas de ocuparte y vuelves a casa...en ese mismo instante es cuando piensas, y lo haces más de la cuenta.
Qué tan maleducado es el cerebro que piensa lo que quiere, y actúa cuando le apetece en gana.

Vivir todo con prisa, desear tanto que llegue el momento que cuando estás en él te estresas para que pase, y cuando regresas te preguntas en qué instante pasó.
Así son los momentos, pasan; se puede hacer triste o divertido pero todo pasa, congelar las horas, los buenos ratos que sabes que no se volverán a repetir por igual, disfrutar algo tanto que darías tu brazo para que no se terminará.

Las vivencias se hacen irrepetibles, y no es un tópico... Ayer fue único, ahora está siendo inigualable y el futuro puede que sea inolvidable; habrá que esperar a que llegue... ¿Sabrás aguantar?
No quiero que llegue mañana, deseo que sólo existan los momentos que imagino... Aquellos que son diferentes, personas y lugares que hacen cada circunstancia especial, que se grabe y se recuerde como un gran momento.



Que poco gusta los días forzados, las obligaciones que no gustan, ¿Cómo algunos lo llevan tan bien y otros se desesperan en el transcurso?
Algunos los llaman impaciencia, otros desesperación... Yo lo llamo "ganas de cada segundo", segundos interesados, a veces irracionales y la mayoría caprichosos.

Cada uno tiene su pequeño librito, su calendario, su agenda particular con cada uno de los momentos por realizar, realizados o por elaborar. Prioridades, sensaciones, una vara de medir muy particular que nunca tendrá un patrón igual.

Sí soy impaciente y no quiero que se acabe el día de hoy. ¿Caprichosa? No todos saben disfrutar de cada una de las situaciones que les brinda la vida, las ganas o la búsqueda de que cada momento sea irrepetible. Haz que tu día sea especial, sea diferente.