Se ha caído una piedra que ha causado una brecha, fue pequeña pero creció con cada una de las piedras que caían día a día; hasta tal punto que un día el espejo se rompió.
Ya no veo, mil trozos que no alcanzan a reflejarme. Poco importa cuando había poco que ver. Mi rostro no era el de antes y yo no tenía nada que ofrecer.
En otro tiempo estaría construyendo nuevas sombras, reflejos de mi en aquel día en que me gustaba. Ahora solo veo una cara en la que no creo, con la que no siento, con la que no estoy.
La bombilla ha empezado a hacer ruido, los fusibles tienen poca fuerza y la luz es cada vez más tenue. Llegará el momento en que no vea. Llegará el momento en que no esté.